Carta de perdón

Hija mía, siendo Dios justo y misericordioso no ha podido hacer cosa mejor que dejarnos a nosotros la balanza donde nuestras obras se han de pesar, autorizándonos a pagar las inmensas deudas que con nuestros pecados hemos contraído, con una moneda que siempre está en nuestra mano y que lo mismo dispone de ella el sano que el enfermo, el rico que el pobre; esto es, perdonar. Qué cosa pudo hacer el Señor más justa que decirnos: tú me debes a Mí mucho y a ti te deben algo; pues mira, si tú perdonas Yo te perdono, si tú olvidas Yo olvido.

Se acerca el Viernes Santo la hora en que Cristo perdonó a los que les atormentaban perdona tú de todo corazón todo lo que te hayan podido ofender y siguiendo el ejemplo de nuestro Salvador perdonemos de todo corazón y olvidemos diciendo “Dios mío, perdono para que me perdones, olvido las ofensas que me han hecho para que Tú olvides los pecados que yo contra Ti he cometido”.

(Cftar. Carta XXX IV)