Jóvenes

Bienvenid@s a nuestro espacio de PJV !

Nos mueve el amor a la juventud y la confianza en sus posibilidades. Sabemos que en un corazón joven late la inquietud por ser libre y feliz, y es el momento de encontrar el camino. Pero Caminos hay muchos. Sinembargo, cada persona tiene que descubrir el suyo.

Te ofrecemos, por si lo necesitas, instrumentos, compañía, y cualquier recurso que necesites para encontrar el tuyo.

Nuestro valos esencial: Dios es Amor y nos quiere libre y felices. Ha diseñado para ca uno un proyecto de Vida, que encaja perfectamente con lo que eres,lo que quieres, y lo que puedes. No es difícil descubrirlo, pero hay quienes necesitan un apoyo.

Cuandola vida nos envuelve y nos enreda, nos olvidamos del sueño de felicidad para el que fuimos hechos. Es entonces cuando necesitamos que alguien escuche nuestras preguntas, que nos recuerden algunos pasos, y nos ayuden a iniciarnos en las sendas que nos llavan al Camino de nuestra vida..

"No importa lo que has sido, sino lo que puedes llegar a ser?

 

EN LOS DIFERENTES GRUPOS, ENCUENTROS JUVENILES Y EN EL ACOMPAÑAMIENTO TE OFRECEMOS:

Se necesita tiempo para ahondar en el conocimiento de sí misma, e ir creciendo en libertad profunda, y transparencia… 

Todo lo que somos está en el interior. Muchas veces buscamos fuera lo tenemos dentro. Nos identificamos con cosas, personas, acontecimientos y maneras de vivir, y no reflexionamos sobre lo que somos en realidad, lo que siente nuestro corazón.

El primer paso, por tanto, es estar dispuestas a entrar en el interior, relacionarse con una misma, conocer lo que somos más allá de lo que nos rodea y condiciona.

Entra dentro de tí y sabrás muchas cosas a cerca de lo que en verdad te hace feliz.

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La oración es una de las experiencias fundamentales durante toda la vida, y especialmente cuando una se pregunta por quién es y qué quiere hacer con su vida.

La oración es como el arte de vivir en la presencia de Dios, y el arte siempre tiene más de gracia que de técnica. La gratuidad de la oración, y la experiencia personal de sí misma, de la vida y de Dios, son imprescindibles para ser una misma. Pues en la oración todas las dimensiones de la persona son tocadas, afectadas, y unificadas.

La persona está diseñada para orar, es un arte que llavmos dentro, pero cuando vivimos desde el exterior y no estamos habituadas a entrar dentro de nosotras, es importante la iniciaciación, propiciar el hábito y la disciplina necesaria para conocer las propias posibilidades, las actitudes y disposiciones necesarias que favorecen la oración.

Hay muchos formas de orar. La Oración comunitaria ayuda mucho. Pero es necesario dedicar tiempo a la oración personal. A través de la oración diaria se aprende a mirar la vida desde la presencia amorosa de Dios.

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Todo ser humano tiene la necesidad de sentirse amado y de pertenecer a un grupo. El grupo también ayuda a encontrase a sí misma, a crecer en todas las dimensiones, a conocerse cada vez más profundamente.

El grupo es una auténtica bendición, y lo necesitamos, porque necesitamos compartir nuestra búsqueda y deseos, nuestras vida, experiencias y la fe.

El grupo no es importante porque esté formado por personas extraordinarias, sino por el hecho mismo de poder tener un grupo de referencia con personas concretas, donde nadie es anónimo. 

Este grupo lo solemos elegir, y podemos cambiarlo. Es diferente a la familia, donde la identificación y pertenencia nos es dada, y a la comunidad, donde somos convocadas. 

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Lo más genuíno del ser cristiano es el tender la mano a nuestros hermanos necesitados. “Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado” Juan 15,12. Un signo del Amor cristiano es la dulzura, generosidad y alegría con que nos damos a nuestros hermanos más pobres.

Si queremos encontrarnos con Dios, y vivir en su presencia, un camino directo es el encuentro y la vida compartida con nuestros hermanos más necesitados: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." Mateo 25, 35

Cuando oramos para conocer la voluntad de Dios, tener su favor constante, y vivir en su presencia, hay un camino seguro donde sabemos que somos escuchados: si no nos olvidamos del pobre y el indigente, el esclavo y de quien pasa necesidad. “Entonces clamarás, y Yahveh te responderá, pedirás socorro, y dirá: «Aquí estoy.»” (Isaías 58,9). En cambio, “Quien cierra los oídos a las súplicas del débil clamará también él y no hallará respuesta.” Proverbios 21,13

Si estás buscando la verdad, y quieres encontrar el sueño de Dios en tu vida, no puedes olvidarte de tus hermanos más necesitados. El encuentro con ellos es sagrado. Con nuestros hermanos los más pobres e indigentes, conocemos el verdadero amor.

La comunidad cristiana es más que el grupo, pues en ella somos convocados: no nos elegimos. Todos compartimos nuestra vida y nuestra fe con un referente común: Jesús. Su vida, su amor incondicional, su Palabra, y la llamada incesante a construir el Reino, están en el Centro.

Vivir la fe en comunidad es algo más que conveniente: es necesario. La fe es algo personal, pero no individual. La fe necesita expresarse, compartirse, entregarse al otro... y eso difícilmente es posible en una relación con Dios individualista o en asambleas donde el otro es un desconocido.

Jesús a lo largo de su vida pública habló y organizó pequeños grupos para encargarles una misión, para que le acompañaran en su camino. Estos grupos son referencia para todos los cristianos. 

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Se necesita la ayuda de personas experimentadas que acompañen en el camino de la vida. Todos tenemos experiencia de la importancia de las mediaciones para crecer, y para descubrir la voluntad de Dios.

Son muchas las personas que nos orientan en la vida de diferentes maneras. Pero el acompañante spiritual es un carisma especial. Es alguien que ilumina, sugiere y anima a la persona para que valore lo que es y lo que está llamada a ser. Al mismo tiempo promueve su libertad y responsabilidad para que, cada persona conozca por sí misma, escoja o asuma como propios los caminos que le propone el Espíritu.

En nuestro Instituto tenemos un símil con el que Madre Mariana define el acompañamiento personal: se trata de ser como un faro en medio del mar, imprescindible para que los navegantes sepan donde están y dirijan su rumbo con acierto hacia su meta.

Entendemos el acompañamiento personal como toda ayuda que ilumina, sostiene y guía a a la joven que busca, en su empeño por discernir la voluntad de Dios para alcanzar la plenitud de su vida.

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El discernimiento es la habilidad de poder decidir entre diferentes opciones. Es el proceso de hacer distinciones cuidadosas en la mente y en el corazón sobre la verdad de nuestra vida.

Según el Nuevo Testamento, el discernimiento no es una opción para el creyente, es un requisito. Primera Tesalonicenses 5,21-22 enseña que es la responsabilidad de cada cristiano poder discernir.  

El discernimiento ilumina la vida en todas sus áreas y es indispensable para conocer el sentido de la propia vida y vivirlo. La Palabra de Dios nos provee con el discernimiento necesario para toda cosa en la vida.  El discernimiento es también un carisma. Es importante que el cristiano desee el discernimiento y lo pida a Dios. Sin él, estamos a merced de cualquier vaivén de la vida.

Cunado una quiere ser dueña de su propia vida, como dice san Pablo, necesitamos el discernimiento, "para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por donde quiera cualquier viento de modas o doctrina” (Efesios 4,14).

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La Trinitaria ha sido llamada a vivir su ser cristiano desde una clave: ser un icono del cielo en la tierra, buscando, acogiendo y acompañando a la juventud más necesitada.

Ser trinitaria es un camino que te seduce y se elige. Se descubre con otros que han sido llamados como tú. Se reconoce caminando tras las huellas de Jesús y en contacto con sus criaturas preferidas, los pobres y necesitados.

Somos trinitaria en el silencio y en el ruido, en soledad y en compañía, en la capilla y en la calle, trabajando y contemplando, sirviendo a los pobres y orando por un mundo mejor para todos. 

Ser Trinitaria

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