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En una misión se necesita desinstalación, despojo de tu yo, riesgo, llevar lo necesario y valorar lo que te dan… “Gratis lo recibísteis, dadlo gratis”.

La experiencia de misión siempre nos motiva a llevarlo a cabo porque es una oportunidad de invitar, inquietar a jóvenes vocacionables. El deseo, el entusiasmo, la alegría de las formandas, el mío y la gran apertura del Padre Cristian que siempre nos acoge con alegría para seguir trabajando en la Pastoral don jóvenes de la Parroquia San José, Centro 1, “La Máquina”. Pudimos vivir una experiencia inolvidable, un acontecimiento que marca siempre nuestra vida.

Con gran ilusión y disposición preparamos nuestro espíritu de misioneras y nuestro material: posters, dinámicas, películas, cantos, oraciones, juegos, pláticas, celebraciones... En fin, todo aquello que nos pudiera servir para dar lo mejor y compartir con estos hermanos y hermanas lo que hemos recibido de Dios. Creemos que damos, pero recibimos más de lo que damos.

Viajamos muy temprano el domingo para Suchitepéquez donde el padre nos esperaba para llevarnos a la comunidad donde íbamos a estar durante una semana en la Línea A-5 Sector SIS del Centro 1 La Máquina del Departamento de Suchitepéquez-Retalhuleu.

Y por la tarde con una gran lluvia y sin luz el Padre nos llevó a la casa en donde nos hospedamos para cenar y descansar ya que al otro día comenzábamos nuestra reunión para organizar las actividades de toda la semana con los coordinadores y ministros de esa comunidad. Para esta comunidad era de gran alegría recibirnos. Con gran motivación, alegría y optimismo de todos se fueron realizando las celebraciones con los niños, jóvenes y adultos.

Visitamos enfermos por las mañanas, dando consuelo, aliento y ánimo para llevar la enfermedad con aceptación y alegría y aprender de ellos que en medio de sus sufrimientos y carencias tienen una gran fe en Dios.

Vero y Erlinda trabajaron con los niños y yo con los jóvenes y adultos, quienes fueron participando con deseos de conocer más a Dios.

Termino dando gracias a Dios por esta experiencia maravillosa que solo se puede dar cuando hay disponibilidad, colaboración de toda la comunidad y creo que en eso no puedo dejar de expresar que las hermanas formandas, aunque era la primera vez, lo realizaron con la mayor responsabilidad, y el deseo de poner todo de su parte para poder decir que fue una experiencia que ha dejado huella en sus vidas.

La experiencia más gratificante no es lo que das sino lo que recibes de ellos y valoras lo que tienes. Nuestros problemas o carencias no son nada comparados con lo que ellos sufren en la enfermedad, la soledad, el abandono de su familia, el despojo de sus bienes, la marginación, pobreza, pero con una fe muy grande en Dios. Todo esto me invita y me lleva a vivir con más confianza y agradecimiento en El por todo lo que tengo y soy para los demás (Hna Ana María Fraire).


MISIÓN ES PARTIR

Misión es partir, caminar,
dejar todo, salir de sí,
quebrar la corteza del egoísmo
que nos encierra en nuestro Yo.

Es parar de dar vueltas
alrededor de nosotros mismos
como si fuéramos el centro
del mundo y de la vida.

Es no dejarse bloquear
en los problemas del mundo pequeño
al que pertenecemos
la humanidad es más grande.

Misión es siempre partir,
más no devorar kilómetros.
Es sobre todo abrirse
a los otros como hermanos,
descubrirlos y encontrarlos.

Y si, para descubrirlos
y amarlos, es preciso atravesar
los mares y volar los cielos,
entonces, MISIÓN ES PARTIR
HASTA LOS CONFINES DEL MUNDO

(HELDER CAMARA)
 

Comentarios

Muchas felicidades Ana, por esa labor tan grande de llevar el mensaje de Amor y Salvación a los demás, desde acá les echamos porras, un abrazo enorme.

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