En el 95 aniversario del paso a la Vida del Venerable Padre Méndez Casariego, queremos recordar algunos aspectos de la espiritualidad que movía a nuestro Padre Fundador a llevar a cabo la obra apostólica que el emprendió.
Conocer la vida del padre Méndez es conocer su espiritualidad, profundamente trinitaria. La espiritualidad impregna totalmente su modo de vivir personal, el modo de hablarnos de Dios, su oración, sus relaciones con todos, especialmente con los pobres, y también con las hermanas y con todos los que ha de compartir su vida. Esta espiritualidad y modo de vivir tiene su proyección dinámica en unas obras preferenciales.
Pero la espiritualidad para el padre Méndez es sobre todo un DON. Este don es como un sello que Dios pone en nuestros corazones, donde está impresa su imagen trinitaria. Para que este don realice lo que significa, debemos vivir íntimamente unidas a Él. La espiritualidad trinitaria se consuma cuando, apasionados por Dios Amor y por sus hijos todos, se dedica la vida entera a servir humildemente a los más necesitados.
Vive su vocación de fundador como un don que conlleva una tarea: hacer familia, una familia que ha de ser una pequeña parábola del cielo, que ha de tener la puerta de su casa siempre abierta para todos los que Dios llama. Esta familia integra en su seno a las jóvenes para quienes se funda, y después a los muchachos, los cariñosamente llamados “golfillos”. La familia es Reino de Dios, y como tal es para todos, sin acepción de personas, y sin que a nadie se discrimine por lo que haya sido o hecho en su vida. A un famoso golfillo lo defiende diciendo que por qué no puede él llegar a sentarse en la cátedra de san Pedro.
La fidelidad al don que recibe le hace ser creativo, audaz, capaz de multiplicar los escasos recursos materiales. Por estas cualidades humanas fue grandemente alabado, pero él no concibe de otra manera la fidelidad al carisma trinitario. Para el padre Méndez, con el carisma trinitario recibimos todas las cualidades que se necesitan para hacer real y eficaz en este mundo, en las situaciones y condiciones que nos toque vivir, la obra del Redentor, modelo de donación total y principio de comunión.
Hna Felicia Fernández