Comenzamos el Adviento y con él un nuevo año litúrgico.
El Papa Benedicto XVI, escribió que “la hermosa tarea del Adviento es despertar en nosotros los recuerdos de la bondad, abriendo de este modo las puertas de la esperanza"
En este tiempo de Adviento se nos invita a pararnos y a escuchar las promesas de Dios, a ponernos en camino, siendo peregrinos de la fe y de la esperanza dejándonos asombrar por lo sencillo, lo pequeño para poder ser testigos de esa presencia de Dios escondida en los humildes de la tierra, en la bondad y la hermosura de lo creado para descubrir la fidelidad de Dios que quiere permanecer unido a la humanidad haciéndose uno de nosotros.
En este tiempo de gracia se nos invita a vivir en actitud de espera, de búsqueda a crear una actitud que nos permita llegar al encuentro con Dios que quiere nacer, que quiere habitar en nuestro mundo, en nuestra vida, en nuestro interior, a abrir nuestro corazón al misterio de Cristo que viene, a fiarnos de él como hizo María, a abrirnos al misterio de la Encarnación y al misterio de la Redención para permitir que Dios realice en nuestra vida la obra que Él quiere realizar.
Hagamos que nuestra vida, en este Adviento, no se encuentre con Cristo solamente porque cambie el decorado de nuestras casas, el ambiente y la iluminación de las ciudades; encontrémonos con Cristo porque en nuestro interior acogemos la búsqueda del bien y de la verdad que el Señor nos propone a cada uno.