Nuestra Superiora General se dirige a nosotras con estas palabras.
Queridas hermanas: Celebramos el 136 aniversario del nacimiento de nuestro Instituto de HERMANAS TRINITARIAS. En el contexto de la nueva fundación de Kenia, nuestro aniversario nos remite a los fundamentos y evoca la ilusión primera, los primeros pasos de la Congregación, y también el inicio de la propia vocación. Sabemos que el padre Méndez suele volver al comienzo para despertar en su corazón, y en el nuestro también, la fuerza poderosa de la Gracia que nos habitaba cuando nuestra Consagración a Dios lo era todo: “Hace ya 34 años que canté mi primera Misa ¡qué ilusiones tenía! ¡qué energía! ¡qué propósitos!” (Cartas, 198). Nuestra fundación es un milagro de Dios.
NUESTRA FUNDACIÓN. En estas cartas se subraya que no es por nosotros ver confirmada y engrandecida la obra trinitaria: es un milagro. Porque más bien nuestras negligencias, y poco fervor, han detenido el crecimiento de la Congregación. Y nos pide que meditemos en lo que puede llegar a ser si somos y hacemos lo que pide nuestra vocación, si verdaderamente somos ascua encendida que prende por todas partes el fuego del divino amor.
El fundador nos dice también que no desmayemos ante las dificultades, que seamos sinceras, y si vemos que no somos lo que Dios quiere, empecemos de nuevo. Y repite sin cesar que el Amor y el perdón han de ser nuestra bandera, porque el Carisma trinitario regenera siempre, porque es un carisma de misericordia, de redención y de liberación: “Ya que Hijos de la Trinidad Beatísima nos consideramos, y lo somos, no lo seamos sólo en el nombre ni en el hábito sino en todo nuestro ser, que el celo arda en nuestro corazón, que de nuestros labios no salgan palabras de censura ni de impaciencia, que nuestros pensamientos no juzguen a nuestros prójimos…” (Cartas, 370).
Volver al amor primero. Nuestro Carisma regenera de tal manera que borra toda infidelidad pasada, sana las viejas heridas, libera de culpas y miedos, y permite comenzar de nuevo. Esta gracia no es solo para la Misión, es también para nosotras.
Volvamos a aquella experiencia de inocencia limpia, fe firme y valentía entrañable, y renovemos aquella disposición y entrega radical. Volvamos a esa confianza e ilusión del principio, a la incondicionalidad del sí primero, al sueño de Dios intacto en nuestro corazón, que puso en marcha el Instituto, y también nuestra vocación. Volvamos a responder como entonces, cuando empezamos a seguir al Señor: sin miedos, sin prejuicios ni complejos. Después, hagamos cada una lo que podamos, siendo trinitarias en la salud y en la enfermedad, rezando o trabajando, sirviendo o dejando que nos cuiden, siempre amando, siempre en comunidad, con las hermanas que Dios nos da, pero renovadas porque recobramos el amor primero.
Fundación en Kenia. Una nueva fundación es motivo de esperanza, y una señal para todas las hermanas, porque un nuevo rebrote reverdece la Congregación entera, que se extiende y agranda, y a todas nos renueva.
Una nueva fundación manifiesta que el carisma trinitario sigue haciendo nuevos instrumentos de salvación, para seguir dando a conocer el amor incondicional de Dios y su perdón sin límites, para hacer visibles hoy nuevos rebrotes de su misericordia, redención y liberación. Termino este saludo y felicitación con las palabras del padre Méndez en el 29 aniversario: “Demos gracias mil a Dios por los muchos beneficios que nos ha dispensado y nos dispensa. Hoy, y todos los días no dejemos de darle gracias, y de darle alabanzas y de llevarle almas” (Cartas, 371). ¡Feliz aniversario! Un abrazo entrañable para cada hermana.
Hna. Feli Fernández (Superiora General)