Domund 2019: «bautizados y enviados»
La fe es un don que se nos ha dado para compartirlo; es un talento recibido para ser aumentado; es una luz que no debe quedar escondida, antes bien iluminar toda la casa. Todos los bautizados debemos ser misioneros Durante este mes de octubre, el papa Francisco nos pide que despertemos la conciencia misionera en cada uno de nosotros y en el conjunto de nuestras comunidades, como Iglesia. «Bautizados y enviados: la Iglesia de Cristo en misión en el mundo» es el lema que el Santo Padre propuso para este gran acontecimiento que es el Mes Misionero Extraordinario, y Bautizados y enviados es el lema del Domund 2019. En el mensaje del Santo Padre para esta Jornada trata de hacernos conscientes de que todos los momentos y ámbitos de nuestra vida son propicios para transmitir nuestra fe en Cristo.
La fe es un don que se nos ha dado para compartirlo; es un talento recibido para ser aumentado; es una luz que no debe quedar escondida, antes bien iluminar toda la casa. Todos los bautizados debemos ser misioneros en el ambiente donde nos ha puesto la Providencia, procurando anunciar y testimoniar el Evangelio, además de rezar y ofrecer nuestras obras y ayuda por las misiones, por la sagrada tarea del anuncio del Evangelio en todo el mundo. En sus palabras papa Francisco nos pone ante el «envío manifestado por Jesús en el mandato pascual»: «como el Padre me ha enviado, así también os envío Yo», llenos del Espíritu Santo para la reconciliación del mundo (cf. Jn 20, 19-23; Mt 28, 16-20). «Este envío compete al cristiano, para que a nadie le falte el anuncio de su vocación a hijo adoptivo, la certeza de su dignidad personal y del valor intrínseco de toda la vida humana desde su concepción hasta su muerte natural».
Este mes de octubre, este tiempo misionero extraordinario, ha sido configurado por el papa Francisco para conmemorar el centenario de la promulgación de la carta apostólica Maximum illud del papa Benedicto XV (30 de noviembre de 1919), pues, como destaca él en su Mensaje, «el destino universal de la salvación ofrecida por Dios en Jesucristo condujo a Benedicto XV a exigir la superación de toda clausura nacionalista y etnocéntrica, de toda mezcla del anuncio del Evangelio con las potencias coloniales?». Es por ello que afirma: «También hoy la Iglesia sigue necesitando hombres y mujeres que, en virtud de su bautismo, respondan generosamente a la llamada a salir de su propia casa, su propia familia, su propia patria, su propia lengua, su propia Iglesia local». Y es por ello que aplicando estas grandes ideas del mensaje del papa en la Jornada Mundial de las Misiones 2019, a nuestra realidad diocesana, contemplando nuestro caminar eclesial estos años, considero importante en primer lugar, proseguir en las grandes líneas de nuestro Plan de Pastoral que ha tratado, y trata, de impulsar en cada bautizado por el renovado encuentro con Cristo la necesaria conversión para la misión.
Nuestro actual Plan diocesano, nacido del impacto eclesial producido por Evangelium Gaudium, ha tenido como gran referencia la promoción de una Iglesia en salida misionera, partiendo de la renovación que genera el encuentro con la Persona y el mensaje de Jesús, y contando con las continuas aportaciones de todas las instancias eclesiales activas para promover la conversión misionera en los ámbitos más diversos de nuestra acción pastoral. Asimismo, en segundo lugar, debemos dejar que este tiempo misionero extraordinario, nos anime en cuanto a la realidad de la «missio ad gentes» entre nosotros, para lo que invito a que con el Secretariado de Misiones realicemos una reflexión al respecto, para compartirla en el Consejo Diocesano de Pastoral, dentro del presente curso, y allí extraer las pertinentes orientaciones prácticas que aborden alguna posible mejora en este campo, en el que desde siglos nuestra iglesia diocesana está comprometida.
Recordemos, especialmente en estos días, a los misioneros y misioneras de nuestra Diócesis; con ellos, siempre, nuestro afecto, nuestra oración y nuestra ayuda. A ellos y a todos vosotros os confiamos a María, nuestra madre, que participa de modo singular en la misión de su Hijo, nuestro Salvador. Para ellos y para todos, nuestro afecto y bendición. Jesús Murgui Soriano .