Querida Madre Mariana:
En estos días de Cuaresma, que bien se ha expresado, se nos regalan, para experimentar con más fuerza la locura del Amor de Dios. Nos llegan palabras amorosas de tu parte, palabras que nos revelan la gran predilección de Dios por nosotros, despertando el amor que trasciende toda motivación humana. Y al recibir en este tiempo el mensaje del Papa Francisco con motivo de la Cuaresma mi pensamiento sale a tu encuentro y te sé especialmente cercana a nosotros en la búsqueda de la auténtica vida.
Traigo a la reflexión y a la vida de cada día aquel momento en el que tu corazón palpitaba de consuelo, cuando el Amor con que te sentías amada, y bajo la mirada transformadora de nuestro Dios, Él te inundaba de Luz. Entonces te viste alentada en tu búsqueda personal del Proyecto que debía configurar toda tu vida. Un Proyecto de Amor que Dios te confirmaba por boca del Padre Méndez.
Entonces comprendes que El Amor une, jamás separa, que Dios fortalece toda iniciativa de entrega confiada, que en definitiva el mundo entero se beneficia cuando la realización personal que buscamos la hallamos en la entrega total por Amor. Ojala también nosotros, al recibir esas palabras, sintamos como tú, palpitar nuestro corazón de consuelo, en la certeza del Amor.
Querida Madre y Amiga. Mujer enamorada. Hoy quiero recordarte VIVA, en toda la fuerza y garra de la entrega de tu vida, seducida por el Amor. El Amor que te cautivó y enamoró en la juventud y que, lejos de consumirse, con el paso del tiempo se fue haciendo cada vez más ardiente y apasionado. Gracias por haber salido, una vez más, a mi encuentro y haber compartido conmigo, al igual que con tanto otros, el Amor de Aquel por quien dejaste todo porque lo amabas más que todo.
Una Hermana Trinitaria