Festividad del Corpus Christi

Con emoción, Señor, te alabamos y te exaltamos

acostumbrados a encumbrarte en el altar, somos conscientes de que, las calles y plazas de nuestro vivir,

no siempre están preparadas ni bien dispuestas para acoger tu limpia y santa presencia.

La Eucaristía, nos recuerda a Ti La Eucaristía, nos trae a Ti La Eucaristía, nos habla de Ti Vienes, Cristo, personalmente a cada uno de nosotros.

Observas nuestra vida, y ves que le falta algo de amor te adentras en nuestros corazones, y adviertes que, en ellos, no siempre hay lugar para Dios eres la fuente de la MISERICORDIA con mayúsculas la nuestra, nuestra misericordia, no siempre es acertada

¡GUÍANOS, SEÑOR , CON LA FUERZA DE LA EUCARISTIA!

Convierte nuestras almas en una morada para tu presencia Ilumina nuestros corazones con la luz de tu verdad Abre nuestros ojos con el resplandor de tu Cuerpo Dirige nuestros pies por los senderos de tu Verdad Fortalece nuestro interior cuando, tantas fuerzas externas e idólatras, nos pruebas, nos persigues o nos rechazan

¡DANOS, SEÑOR, A BEBER TU VIDA!

Para nosotros, y para el mundo que te espera Sin tu vida, nuestra vida se desangra es insatisfecha, vacía y llena de fisuras. Porque, un mundo sin Dios, sin el Padre es una creación que muere con panes efímeros una realidad que pierde el sentido del futuro.

Acepta por un día, Señor, por unas horas, Señor la ofrenda de nuestras calles aromatizadas el encanto de nuestras plazas engalanadas el aroma del incienso que por Ti se quema y se eleva la música armoniosa y triunfal: todo es para Ti, amigo que te dignas caminar junto a nosotros

Y, después de todo, Señor no dejes de bendecirnos, de tocarnos con tu gracia de inspirarnos oportunamente con tu Palabra de hacernos invencibles con tu Sacramento de llenarnos con el Pan de la Vida de saciarnos con la Sangre que corre por tus venas Bendícenos, Señor; haznos vivos y valientes

Bendícenos, Señor; haznos entusiastas y decididos para que, a la multitud que espera tu llegada, sepamos anunciarles y llevarles tu Reino tu presencia, tu pan multiplicado, tu mano sanadora y tu corazón compartido. Amén.

Javier Leoz (Corpus 2016)