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El vacío de mi alma es tu lugar predilecto; y gracias a ese hueco han podido ir entrando tantos rostros, ausentes o ignorados, añorados o desconocidos, cercanos y lejanos, que han hecho más grande aún mi pobre y frágil corazón…” M. Mariana

A unos días de haber celebrado nuestra fiesta grande, LA FIESTA DONDE CABEN TODAS LAS CASITAS, las nuestras, las de los excluidos, las de nuestras familias, la casa de mujeres abandonadas, solas, violentadas, perseguidas, casa de los jóvenes, niñas y niños y chicas que luchan por sobrevivir en una realidad donde encuentran muerte, donde se cierran posibilidades de vida y dignidad… LA CASA GRANDE DE LA TRINIDAD SE ABRE Y DANZA DE CONTENTA, porque es la fiesta de la TIERRA, LAS RAZAS, LAS CULTURAS Y LOS PAISES, nos acoge, cuida, asume, protege, integra, incluye… en esta CASA hay un lugar para todos y todas y estamos convidadas a sentarnos a la MESA, COMER JUNTAS ESTE PAN, CELEBRAR Y DANZAR… AQUÍ SE RENUEVAN NUESTRAS FUERZAS.


Esta es nuestra fiesta, la que nos une, la que nos convoca y nos invita a preparar especialmente nuestra CASA INTERIOR, que nos pone en camino al trabajo de todos los días, al compromiso, a la unidad y fidelidad… y a experimentar como Mariana, el vacío de nuestra alma que se convierte en un lugar predilecto donde puede habitar la Trinidad.


Que esta fiesta que es de todos los días podamos interactuar fecundamente con la Trinidad, con nosotras mismas, con los pobres, que nos lleve a entrar en dialogo creativo, que nos atrevamos a dar luz a una nueva DANZA que nos renueve y nos llene de mucha ESPERANZA Y CONTAGIE DE ALEGRIA.


“El Hijo y el Espíritu Santo son las dos manos del Padre por las que nos toca, nos abraza y nos moldea a su imagen y semejanza.” San Irineo