El día 2 de febrero en el 136 aniversario de nuestra fundación podemos dar Gracias a Dios por la nueva Fundación en Nakuru, porque hoy, a pesar de las dificultades y contratiempos, hemos podido celebrar la primera misa en la primera casa de la Congregación en Kenia.
El Señor obispo ha bendecido la casa, cada rincón, ha dejado el santísimo en la capilla de la Comunidad, y nos ha augurado un porvenir hermoso, de vida abundante, de mucho fruto. Sus palabras, entrañables y muy hondas, han tocado el corazón de las cuatro hermanas.
Una sencilla eucaristía, como la primera.. Nos han llegado muchos mensajes de felicitación, de agradecimiento, de compartir las celebraciones que se han tenido en cada lugar, de unión por la alegría, el compromiso, y el deseo de fidelidad que compartimos. Sé que nos habéis tenido muy presentes, aunque son distintos los horarios: algunas están comenzando el día, en plena celebración, o en plena actividad... Aquí el día está avanzado y nos disponemos a recopilar lo vivido...
Muy hermoso. Repetidas veces nos dijo: No tengáis miedo... esto es de Dios; No temáis. Y nos llegó al alma cómo muchas de sus palabras nos recordaban a las de los fundadores en los comienzos, y el hecho de valorar tanto nuestra presencia aquí, y esta casa, como la puerta por la que entramos a Africa, lo necesario que es aquí nuestro Instituto, la misión trinitaria... La Congregación, nueva en esta tierra, va a dar muchos frutos... Nos transmitió mucho ánimo. La semilla ha sido sembrada. Nos toca cuidar esta semilla, cultivarla, dejarla crecer, recoger los frutos y volver a sembrar...