Lo hermoso de nuestro Instituto

Queridas hijas: Ya que Hijas de la Trinidad Santísima nos consideramos y lo somos, no lo seamos solo en el nombre ni en el hábito sino en todo nuestro ser, que el celo arda en nuestro corazón.

Nuestras tres ocupaciones principales, mejor dicho, las únicas de toda nuestra vida han de ser:

Darle gracias por todos sus beneficios, pero en especial por habernos llamado a trabajar en la Obra Trinitaria, darle gracias en nombre de todas las criaturas ya que muchas de ellas no se las dan.

 Alabarle por nosotros, alabarle por todos, alabarle y bendecirle por los pecadores, por los que no le aman y le rechazan.

 Salvarle almas, salvarle esas almas que tantos se dedican a perderlas y salvárselas sin miedo, sin respetos humanos.

Hija te pido que en este nuevo año de Fundación hagas todos los esfuerzos posibles para ser otra, para ser más humilde, más caritativa y para no olvidarte de lo importante de nuestra misión, de lo agradecida que a Dios debes estarle y de la oración y acción de gracias que de continuo debes darle para ser lo que Él desea, para desarrollar más el Instituto.

(Cftar. Carta LXXV)