Esta fiesta entrañable acontece en la Pascua, cuando celebramos el triunfo de la Vida sobre la muerte, el poder del Amor. Hoy ponemos ante la mirada atenta de María, y el abrazo de amor entre Madre e Hijo, nuestras necesidades y ruegos. Y los sufrimientos de tantas personas afectadas por este virus en todo el mundo. También invocamos su presencia y consejo ante lo que tenemos por delante.
Desde el inicio del Instituto se escogió como Patrona a nuestra Madre del Buen Consejo. Y la invocamos como mediadora de las vocaciones. Una razón puede ser la misma devoción de nuestro Fundador a esta advocación de la Virgen, que él venera desde joven, como buen congregante de "los Luises", Congregación Mariana fundada por san Luis Gonzaga, cuya patrona es la Madre del Buen Consejo. Estando en oración ante su imagen, San Luis, le pedía que le ayudara a escoger la institución en la que ingresar como religioso. Sintió que la Virgen le decía: “Entra en la Compañía de mi Hijo”. Él interpretó que se trataba de la Compañía de Jesús, fundada recientemente por Ignacio de Loyola.
Ponemos ante María la vocación de cada una, y a las hermanas que están en formación, las que están en discernimiento, y las futuras vocaciones, las que Dios quiere seguir enviando a nuestra Congregación. Y hoy especialmente la vocación de Mónica, joven que entra en este día al Aspirantado en México. Además de invocarla como mediadora de las vocaciones y consejera, los fundadores destacan la petición del don de Consejo que tanto necesitamos, como consagradas, atentas siempre a decidir lo que más favorece al Plan de Dios, y sobre todo para llevar adelante nuestra Misión .
Felicia Fenández