
Querida Madre Mariana: Hoy Dios me regala un nuevo día y al despertar pienso en Él.
Después de recibir sobre mí la bendición del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, mi corazón y mi pensamiento se dirigen a ti especialmente.
Voy a tu encuentro para decirte ¡FELIZ CUMPLEAÑOS! y quedarme contigo durante todo el día. Es bueno contar con tu compañía.
Es bonito y agradable tenerte y sentirte cerca. Contigo a mi lado quizás todo me parezca más sencillo y verdadero, más humano y también más divino, ya que tu sola presencia revela el Amor que Dios nos tiene.
Quizás a tu lado recorra mi ser una nueva energía que me haga gustar y acoger la verdadera razón de la entrega de Dios al hombre. Y así, sin muchas palabras, con sola tu presencia quédate a mi lado siendo mi Madre, mi Hermana y mi Amiga.
Al terminar el día quizás pocos de los que me he encontrado en el camino se den cuenta de que no estaba sola cuando caminaba a su lado, quizás nadie te haya visto, pero sí habrán recibido en una mirada, en una palabra, en un gesto cotidiano, la fuerza y algo del amor que tú me has traído de parte de Dios. Y os diré a los dos: “Quedaos, porque anochece y el día va de caída”.
Gracias Madre Mariana por tu amor y generosidad.
Una Hermana Trinitaria