Pascua de Resurrección

La Resurrección de Cristo no depende de que la comprendamos, ni siquiera de que creamos en ella. CRISTO HA RESUCITADO, por el amor de su Padre. “Dijo el Señor a mi Señor, siéntate a mi derecha, y haré de tus enemigos estrado de tus pies” (Sal 109).

Porque es verdad la Resurrección de Jesucristo,  no depende del grado de emotividad que sintamos, si por este acontecimiento te dejas perdonar, en verdad la Pascua te ha alcanzado. Hoy es Pascua para ti.

Si por el perdón que has recibido de Jesucristo, te atreves a perdonar a todos los que te han podido ofender, en verdad has entrado en la tierra de libertad y has abandonado la mayor esclavitud, la que acontece cuando nos sentimos sometidos por el odio, la envidia, la venganza o el rencor.

Si acoges dentro de ti la presencia de Cristo resucitado, hoy has salido de tu exilio y has entrado en la estancia habitada, entrañable, donde experimentarás el amor sin condiciones.

Si eres capaz de compartir tus bienes, has superado una de las idolatrías más esclavizantes, la que dicta el instinto de tener.

Si te decides a tomar el Evangelio como norma de vida, en verdad has encontrado el camino auténtico, el que te conduce a la tierra de la promesa, y has vencido al Tentador.

Si te sorprendes amando a los demás, incluso a quienes pueden hacerte sentir algún rechazo, en verdad te estás encontrando con el rostro del Resucitado.

Si das más valor a lo que no ves que a lo que ves en relación con la verdad de la resurrección de Jesucristo, estás experimentando el don de la fe, el que recibiste en el bautismo. Por la resurrección de Jesucristo, la noche ya no es predominante, se convierte en día; la muerte pierde su veneno y deja de ser eterna, se convierte en vida; el silencio se remece de Palabra; la soledad se convierte en acompañamiento; el vacío da lugar al hallazgo fecundo; la tristeza se torno en gozo; el pecado es borrado por la gracia; las enemistades se superan con el perdón; el límite se torna horizonte; la oscuridad da paso a la luz; las heridas se transforman en testigos luminosos.

Porque Cristo ha resucitado, servir autentifica el seguimiento evangélico; perdonar no es perder. Amar no es expresión de debilidad; esperar no es tiempo perdido; orar es una auténtica relación enamorada; creer no es ilógico; acoger se convierte en sacramento; es posible comenzar de nuevo; confiar no es fruto de un carácter optimista; trascender la realidad no es espiritualismo; padecer y hasta morir es sementera.

Déjame desearte feliz Pascua de Resurrección, y que la experimentes por alguno de los motivos considerados.

(Ángel Moreno de Buena Fuente)