Presencia de Dios

Señor Dios mío, yo estoy en Ti como pez en el agua, lávame; estoy en Ti como las aves en el aire, susténtame; estoy en Ti como el niño en el seno materno, guárdame; estoy en Ti, como la pupila en el ojo, defiéndeme; estoy en Ti como un carbón apagado en el fuego, enciéndeme.
Pero, ¡ah!, Tú también, Dios mío, estás en mí como maestro en tu escuela, enséñame; como médico en un hospital, sáname; como sol en el cielo, ilumíname; como Dios en su templo, santifícame; para que te conozca y ame más perfectamente; para que más sincera y cuidadosamente te sirva, obedezca y agrade. “Porque tus ojos tienen mucha más luz que el sol, y observan todos los caminos del hombre, y lo más profundo del abismo y en todo lugar contempla a los buenos y malos” (Madre Mariana).