Terminado el Adviento, el tiempo de preparación, llegan los días de celebración.
El Nacimiento de Jesús inaugura un tiempo nuevo. Porque Jesús nace como respuesta a las necesidades de las personas. El nacimiento de Jesús se presenta como un gran acontecimiento vestido de debilidad. Todo para que el hombre pueda descubrirle y caminar juntos.
En Navidad, Jesús nace y nos pide que seamos conscientes de que con Él podemos ser más felices, podemos salir de nuestras apatías, nuestros egos y mejorar el mundo. Al contemplar el misterio del nacimiento comprenderemos mejor el mensaje de Dios que nace niño, con la debilidad del recién nacido; pobre con la humildad del que necesita a los demás; comprometido con las promesas realizadas.
Celebrar la Navidad hoy en medio de nuestro mundo es también un mensaje de futuro para el hombre de hoy, porque Dios quiere transmitir un mensaje: sigue amando a todas sus criaturas. Y nuestra celebración debería ser un reflejo de ese Amor de Dios, no tiene ningún sentido celebrar la Navidad sin vivir en cada uno de nosotros y en nuestra comunidad o familia el amor que Dios nos tiene.
Celebrar la Navidad también es celebrar la presencia del sentido de la vida, es celebrar el sentido de nuestros pasos, de nuestras noches y de nuestro caminar. Porque “la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros”. Dios se hace compañero de nuestro viaje para ser luz y guía en nuestro camino. La Navidad no es la meta sino el primer paso de unión del hombre con Dios. Se nos invita a optar por la vida, por el hombre.
Fragmentos del libro de Cáritas “Tu compromiso mejora el mundo”.