Voluntariado

Ser voluntario significa poner parte de nuestro tiempo y capacidades al servicio de los demás. Es una forma auténtica y poderosa de involucrase en la transformación de nuestro mundo.

Ser voluntaria de las Hermanas trinitarias supone entrar a formar parte de nuestros Proyectos en favor de la juventud y mujeres necesitadas. Los diferentes programas de Voluntariado te ofrecen la oportunidad de participar en actividades que van a ayudar a otras personas, pero al mismo tiempo te van a enseñar a valorar lo que tienes, a conocer y desarrollar tus talentos, habilidades sociales y capacidades personales.

Los campos en los que se forman voluntarios son:

  • Convivencias (a lo largo de todo el año) y Campamentos (en verano) como monitores de tiempo libre.

  • Experiencias de misión en México (Oaxaca y Mexicali), en Argentina (Buenos Aires), Uruguay (Montevideo); India (Trissur)

  • Campos de trabajo en hogares de <menores y diferentes proyectos sociales

Requisitos

  • Haber participado en los cursos de monitores o formación de voluntarios.
  • Sensibilidad ante las personas necesitadas y sus situaciones.
  • Motivación por la labor que desarrolla.
  • Responsabilidad y Compromiso de continuidad.
  • Disponibilidad de tiempo libre suficiente para una actividad ordenada.
  • Perfil de salud adecuado (físico y psicológico).
  • Facilidad de comunicación y habilidad para relacionarse.
  • Capacidad de trabajo en equipo.
  • Capacidad dinamizadora.

Si quieres formar del parte del voluntariado de Hermanas trinitarias, Ponte en Contacto con nosotras:

voluntariado@hermanastrinitarias.net

 

 

 TESTIMONIOS 

HUELLAS QUE QUEDAN EN EL CAMINO

Ha sido mi primera vez estando en este lugar "mágico" - La Charola - pudiendo compartir mi tiempo con las Hermanas Trinitarias y los niños, que hacen posible que todo pueda suceder.

En la bienvenida un miedo apareció dentro de mí preguntando si sería capaz de poder llevar a cabo la tarea, pero formando un equipo todo se pude.

Fueron dos campamentos y cada uno de ellos tenía su lado especial. Con los mayores pude llegar a compartir grandes cosas, vivir momentos de intimidad; y con los chiquitines, sentir un cariño muy cercano, ser una figura de gran ejemplo.

Llevabamos a cabo muchas actividades, dinámicas, celebración de la Eucaristía, ratos de piscina, tiempo de grupos, creabamos nosotros mismos la decoración...los días resultaban completos y los niños disfrutaban a tope.

Cuando llegó la hora de la despedida de los chicos, los ojos sueltan algunas lágrimas, otros son un mar de lágrimas, porque los dias vividos han sido muy significativos, pero sabemos que nos volveremos a encontrar de nuevo y siempre estaremos unidos en nuestro Dios Trinidad.

Ha sido una experiencia que no cambiaría por nada, porque el corazón se agranda con pequeños detalles y son las cosas pequeñas las que forman tu vida.

MARGARITA